Dejar de entrenar - EnBici

Por una lesión, por que nos invade la pereza, hay muchas ocasiones en las que dejamos de entrenar. Los períodos largos sin entrenar tienen consecuencias. Cómo minimizar las consecuencias de dejar de entrenar es el tema del que hablamos hoy. En muchas ocasiones es imposible no parar del todo. Los efectos de dejar de entrenar no se empiezan a notar hasta unos diez días de inactividad. El simple gesto de dejar aparcada nuestra bicicleta de carretera o la bicicleta de montaña puede tener consecuencias en nuestro estado físico. Las siguientes consecuencias solo son visibles tras un largo periodo de inactividad. Desde EnBici seguimos nuestra serie de artículos relacionados con los entrenamientos.

Las consecuencias de dejar de entrenar

Como ya os hemos dicho al principio solo se empiezan a notar consecuencias a partir de los diez primeros días de inactividad. Desde esos primeros días hasta las seis semanas posteriores es cuando estas consecuencias se multiplican y agravan. También depende muy mucho de nuestro estado físico particular. Si ya estábamos «flojos» la velocidad con la que perderemos nuestras aptitudes será mayor y viceversa. En qué cuestiones notaremos esas consecuencias para nuestro estado físico y de forma:

  • en los depósitos de glucógeno,
  • en el lactato en sangre,
  • en nuestro consumo máximo de oxígeno,
  • en nuestro metabolismo,
  • en el corazón,
  • en nuestra potencia,
  • y en nuestro músculo.

Los depósitos de glucógeno

Sí es evidente uno de los primeros afectados son los depósitos de glucógeno. No en vano éste es el principal combustible de nuestro cuerpo. La inactividad no recarga esos depósitos y nuestro organismo precisa del glucógeno para esforzarse a tope y con calidad. No podemos sacar el mismo resultado de las grasas acumuladas. Ya lo hemos comentado en otras ocasiones es conveniente tener una buena reserva de glucógeno acumulado para los grandes esfuerzos. Con entrenamiento podemos duplicar esas cantidades, en tres semanas de dejar de entrenar nuestras reservas serán similares a las de alguien que nunca entrena. Solo en tres semanas perderemos todo lo ganado…

El lactato en sangre

Con el entrenamiento y el ejercicio continuo nuestro organismo va neutralizando el ácido láctico segregado por los músculos. Como ya hemos comentado el lactato en sangre es lo que nos indica el umbral del entrenamiento. Una semana sin hacer ejercicio supone que se segregue más lactato para un mismo ejercicio o una actividad física. Cuatro semanas de inactividad puede suponer duplicar la cantidad de lactato en sangre.

El consumo máximo de oxígeno

Si dejamos de repente la actividad física en los primeros diez días no se notaran efectos en el consumo máximo de oxígeno. Recordemos, el consumo máximo de oxígeno es la cantidad de oxígeno que somos capaces de tomar y utilizar en un minuto. Esa capacidad que mejoramos con los entrenamientos y la actividad física no empieza a perderse hasta pasados los primeros diez días de inactividad. A partir de entonces se perderá de forma lineal. Es a partir de las sexta semana de inactividad cuando habremos perdido con toda seguridad lo ganado en los entrenamientos.

El metabolismo

Las consecuencias en el metabolismo serán las que a simple vista nos retrataran. El aumento de peso por la inactividad es una consecuencia visible para todo el que nos rodea. La inactividad hace que nuestro organismo almacene más lípidos. Las enzimas encargadas de esa función trabajan más en nuestro periodo de inactividad. Igualmente el almacenamiento de colesterol, del malo, aumenta en torno al diez por ciento. Nuestro metabolismo basal también se verá disminuido.

El corazón

La adaptación cardiovascular es siempre uno de los objetivos de un buen entrenamiento. La actividad agranda nuestro corazón. Ese aumento del mismo tiene la consecuencia de reducir las pulsaciones en reposo y en esfuerzos también. El secreto se encuentra en el aumento de las dimensiones internas del ventrículo izquierdo. Dejar la actividad física durante al menos tres semanas puede hacer que esas dimensiones se reduzcan hasta en un veinte por ciento. Eso implica que se aumenten nuestras pulsaciones, tanto en reposo como en momento de esfuerzo físico.

El músculo y la potencia

La masa muscular es otra de las damnificadas con dejar de entrenar. En tres semanas la pérdida puede ser de un cinco por ciento más o menos. La inactividad incide en la presencia de la enzima que sintetiza la glucosa a glucógeno, hasta en un cuarenta por ciento tras tres semanas de inactividad. No es la única, las que se encargan de obtener energía, las enzimas oxidativas se verán reducidas en algo más del cuarenta por ciento en apenas diez días de inactividad.

Una de las cuestiones que más entrenamos es la potencia. Al tiempo con la inactividad es una de las grandes damnificadas. Muy relacionada con el peso podemos llegar a perder en quince días hasta un diez pro ciento de potencia. Con lo que cuesta ganarla…

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