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Bien si hay algo que a muchos deportistas les trae de cabeza es el control de nuestro peso. En ocasiones porque la vida no nos deja tiempo para los entrenamientos. Otras veces porque nuestra propia constitución física no nos ayuda con el control del peso. Lo cierto es que en ocasione son nuestros propios errores en nuestra alimentación. Si necesitamos ayuda en la misión de controlar nuestro peso deberíamos acudir a un nutricionista. No obstante siempre podemos seguir algunos consejos básicos. Es posible que nos sirvan para esta labor.
Controlando nuestro peso
Sin lugar a dudas el control del peso es fundamental para un rendimiento optimo. Para ello debemos cuidar nuestra alimentación y no descuidar en ningún momento los entrenamientos. Ya es algo muy aceptado que las ingestas diarias deben ser al menos cinco. Esto es alimentarse en cinco tomas. Hay muchos mitos y falsedades respecto a las comidas del día. Hay que olvidarse de ellos y tener conciencia de la importancia de cada una de las comidas del día.
Qué hacemos con el desayuno…
Debemos huir sobre todo de los desayunos pobres o descuidados. No hay excusa, ni la falta de tiempo ni las pocas ganas de comer. Debemos ser conscientes de que la primera comida del día debería incluir el treinta por ciento de las calorías diarias. Volvemos a una cuestión ya comentada con antelación en este Blog. Nuestros depósitos de glucógeno, tenemos dos el muscular y el hepático. Durante la noche el depósito hepático es el que sufre un mayor vaciado. No en vano es el encargado de mantener el nivel de glucosa en sangre. También se usa para mantener otras partes del organismo que solo se nutren de este depósito.
En nuestros desayunos tiene que haber un claro protagonista los carbohidratos de bajo índice glucémico. Así las cosas en un desayuno deberíamos tener la siguiente proporción:
- un cincuenta y cinco por ciento de hidratos de carbono,
- un treinta por ciento de proteínas, y
- un quince por ciento de grasas.
Leche desnatada, queso fresco, tostadas de pan integral, zumos de fruta… Serían ejemplos de alimentos que mezclados podrían ser la base del desayuno. El mayor error que podemos cometer es asumir que los carbohidratos nos engordan. Y por ello reducir su ingesta. En si mismos los hidratos de carbono no nos hacen engordar. Un exceso de los mismos o elegir hidratos equivocados sí que nos pone en el disparadero de controlar nuestro peso.
Suprimir las ingestas de media mañana y media tarde
Este es otro «truco» en el que no debemos caer. Hacemos un desayuno como Dios manda y nos tiramos toda la mañana sin probar bocado. Hasta la hora de la comida, lo primero es que al sentarnos a la mesa tendremos una sensación de hambre que podríamos comernos un caballo. Es un grave error como norma deberíamos intentar que no pasase más de tres horas entre comidas. Y algo parecido pasa a media tarde, tampoco podemos esperar a la hora de la cena para poder meter algo en el estomago. Si además coincide que vamos a salir a entrenar con más motivo. Y desde luego huir de alimentos industriales con mucho contenido de grasas trans. Fruta, lácteos desnatados, tomate natural, queso fresco, pechuga de pavo incluso jamón serrano con poca grasa.
Qué hay para cenar…
Pues la cena debe ser ligera sin ningún alarde de carbohidratos desde luego. Las cenas pueden ser un momento peliagudo si no hemos comido bien durante el resto del día. Porque podemos caer en la ansiedad y devorar por encima de nuestras posibilidades. Sopas sin grasas, ensaladas no muy aliñadas y pescado blanco a la plancha son siempre una buena opción.
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